martes, 2 de agosto de 2011

IMPRESCINDIBLE PARA TU PRÓXIMO VIAJE, UNA MENTE ABIERTA


Todos hemos oído hablar alguna vez de tópicos como que los españoles somos vagos, los escoceses agarrados, los franceses estirados, los italianos ligones o los ingleses antipáticos.

Todos hemos contado alguna vez, chistes al respecto, pero no hay nada mejor que enfrentar un tópico a la realidad para que se deshaga a trozos y para ello, sólo es necesario un ingrediente, viajar con la mente abierta.

A mí me ha ocurrido ya unas cuantas veces. Probablemente las veces que más fui consciente de ello fue una vez, en un viaje a Londres y otra vez en un viaje a Chaouen.

Hace unos años decidí irme a pasar un mes a Londres, para hacer un curso de inmersión y practicar el idioma. Iba con agobio, porque “como todo el mundo sabe” los ingleses tienen fama de antipáticos y un mes es mucho tiempo, para estar rodeada de “mal rollo”.

¡Menuda sorpresa me llevé! Iba por la calle con mi mapa y la gente se paraba a ofrecerme indicaciones y ayuda. Varías veces, al sentarme a comer en algún restaurante, cuando oían mi acento, me preguntaban de donde era y aunque no hablaran español, buscaban alguna palabra que conocieran, para acercar distancias. Al explicarles yo que estaba allí intentando practicar el idioma, me daban conversación, me corregían errores, me enseñaban expresiones y en más de una ocasión me invitaron a comer.

En la escuela donde hice el intensivo, todo el mundo, tanto profesores, como alumnos de todas partes del mundo, fueron encantadores y mi último día allí, me organizaron una fiesta de despedida que me hizo saltar las lágrimas. ¡Y yo que me había ido para allá, pensando que los ingleses eran antipáticos y fríos!

Desde esa experiencia, miro el país con otros ojos y desde luego Londres se ha convertido en una de mis ciudades favoritas.

En Chaouen (Marruecos) me pasó lo mismo. Fui al precioso Riad de mi buen amigo Marcos (http://www.darhannan.com/) con el temor a la cultura, por aquello de ser mujer.

Tengo mi opinión personal en cuanto a sus costumbres y su forma de entender la sociedad, pero la cuestión es que durante el tiempo que estuve allí, me sentí completamente segura y respetada. Su cordialidad y su espíritu hospitalario me impresionaron.

No sé si he hecho muchas cosas bien en la vida, pero viajar con las puertas de la mente y del alma abiertas, ha sido sin duda, una de ellas.

Cada persona que he conocido ha dejado algo en mi, algunos (la inmensa mayoría) afecto, diversión, conocimiento, perspectiva, descubrimiento, buenos recuerdos. Otros, los menos generosos, me dejaron la certeza de aquello en lo que yo, nunca querría convertirme.

Un viaje puede durar una semana, o toda una vida y creo que nadie llega a alcanzar la mejor versión de sí mismo, sin las aportaciones de aquellos con los que comparte el camino. Así, esos actores secundarios de la obra que es tu vida, le van dando forma y con ella, a ti.

Yo he descubierto, que los tópicos son bulos inventados por personas temerosas de su propio vacio, he conocido ingleses encantadores, divertidos y extraordinariamente solícitos, franceses amables y cariñosos, escoceses grandes como toros dispuestos a gastar hasta su última moneda para invitarte a una cerveza, americanos locos por dejar las hamburguesas y meterse entre pecho y espalda un buen jamón de jabugo y musulmanes que te escuchan con respeto aunque no estén de acuerdo contigo.

Viajar, conocer, es sin duda, un privilegio. Viajar engrandece el espíritu, nos da perspectiva, nos enlaza, no sólo con el patrimonio cultural o natural que visitamos, sino con la esencia misma de otros seres humanos.

Y creo, que nadie debería perderse esa experiencia. No lo dudes, viaja con la mente abierta y el corazón al descubierto. No te arrepentirás.

¡Y puestos a viajar, haz ese viaje con nosotros! J

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